Al nacer la posición más frecuente del pié en el niño, es hacia adentro, en supinación. Es la actitud fetal, que no precisa tratamiento y que desaparecerá aproximadamente a los seis meses de vida.
Si a partir de los seis meses el niño sigue manteniendo el pie hacia adentro, en supinación, la causa más frecuente es por una Intrarrotación tibial acentuada, o por un metatarso varo, que debe ser corregidos.
El niño suele dormir boca abajo y con la punta de los pies hacia adentro con lo que la corrección espontanea es muy difícil.
Si no se trata en esta fase con la férula de Inmoyba, al comenzar a andar lo hará girando la punta de los pies hacia adentro, en una marcha convergente o de pichón, también llamada Endogirismo.
Con el tiempo esta forma de caminar afectará también a la cadera y a la rodilla.
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